En vísperas del sínodo de obispos de todo el mundo sobre temas de familia, que será inaugurado mañana con una misa solemne, un teólogo del Vaticano desató hoy una tormenta al revelar que es gay y que vive felizmente con un compañero.
"Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quién soy: un sacerdote homosexual, feliz y orgulloso de su propia identidad", confesó monseñor Krysztof Charamasa, de 43 años, polaco residente en Roma desde hace 17 años, funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional vaticana. "Estoy listo para pagar las consecuencias, pero es el momento de que la Iglesia abra los ojos frente a los gays creyentes y entienda que la solución que les propone, la abstinencia total de la vida de amor, es inhumana", agregó el sacerdote, que enseña teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y en el Pontificio Ateneo Regina Apostolorum, en sendas entrevistas concedidas al Corriere della Sera y a la edición polaca de Newsweek.
Las declaraciones del prelado gay -las primeras de este tipo de alguien con rol activo en la Santa Sede-, cayeron como una bomba en el Vaticano, que en un durísimo comunicado anunció que iba a removerlo de sus funciones.
"Acerca de las declaraciones y entrevistas concedidas por monseñor Krzystof Charamsa cabe señalar que -a pesar del respeto que merecen los hechos y circunstancias personales y las reflexiones sobre ellos- la elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura de sínodo resulta muy grave y no responsable, ya que apunta a someter a la Asamblea sinodal a una presión mediática injustificada", indicó un comunicado del director de la Sala de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi.
"Ciertamente, monseñor Charamsa no podrá seguir desempeñando las tareas precedentes en la Congregación para la Doctrina de la Fe y las universidades pontificias, mientras que los otros aspectos de su situación competen a su ordinario diocesano", agregó, aludiendo al obispo de Peplin, diócesis polaca en la que se ordenó el cura el 28 de junio de 1997.
Monseñor Charamasa, que en sus declaraciones cuestionó las posiciones de la Iglesia católica ante la cuestión de los homosexuales, había previsto semejante reacción. "Sé que voy a tener que renunciar a mi ministerio. La Iglesia va a verme como alguien que no supo cumplir su deber (en referencia a la castidad), alguien que se perdió y, peor, no con una mujer, sino con un hombre. Pero yo no hago esto para poder vivir con mi compañero. Se trata de una decisión mucho más amplia que surge de la reflexión sobre el pensamiento de la Iglesia".
En sus declaraciones, el teólogo polaco también se dirige al sínodo de obispos de todo el mundo que debatirá durante las próximas tres semanas temas de familia e incluso, el tema antes tabú de los homosexuales. "Quisiera decirle al sínodo que el amor homosexual es un amor familiar, que necesita de una familia. Cada persona, también los gays, las lesbianas, los transexuales, lleva en el corazón un deseo de amor y familiaridad. Cada persona tiene derecho al amor y ese amor debe ser protegido por la sociedad, por las leyes", dijo.
"Una pareja de lesbianas o de homosexuales debe poder decirle a su Iglesia: nosotros caminamos según nuestra naturaleza y este bien de nuestro amor se lo ofrecemos a los demás, porque es un hecho público, no privado y no es una búsqueda exasperada del placer", aseguró, al denunciar, por otro lado, que hay un retraso en la doctrina de la Iglesia, que "debe saber que no está enfrentando el desafío de los tiempos".
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